No nos hablamos, ni sé como te llamas . . . pero esta va por tí, por lo bien que te veías con la campera roja y el pantalón negro:
En el espacio el rojo se suspende.
Se hace perfecto y brilla.
Incandescente.
Rojo.
Se hace denso.
Entonces se detiene de pronto.
Piensa,
y luego camina convertido en oscuro.
Ya no es denso como la sangre.
Ni fulminante como el sol.
Pero aquel oscuro se detalla milimétrico.
Genera curvas.
Desciende.
Sube y converge en un ángulo perfecto.
Sus líneas son armonía
y por ellas todo pasa lento.
Para que las observen idolatrando,
las miradas de los hombres.
lunes, 10 de septiembre de 2007
R/N
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